Sí. El estrés aumenta la acidez de la saliva, reduce la cantidad de salivación y esto provoca el desgaste del esmalte, es decir, la capa que protege nuestros dientes.
También el estrés puede ser culpable del mal aliento, por los problemas de estómago y digestión que este conlleva. Además este puede ocasionar que dejemos a un lado el hábito de cepillarnos los dientes después de cada comida, ó de visitar al dentista lo cual nos expone a padecer de afecciones bucodentales.
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